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“El arquitecto dijo que lo habían contratado para la obra de Diego Correa”

Buena parte de los papeles de la obra de Mezeta Consulting se secuestraron en la oficina de la Dirección de Logística, frente a Casa de Gobierno, que dependía de la Unidad Gobernador que comandaba Correa. Del lugar se ocupaba Sandro Figueroa: no era funcionario pero integraba Dual Core.

También había documentación en la casa de Playa Unión que alquilaba el Ministerio de Infraestructura pero que Correa usaba a gusto junto con Lüters: honorarios pagados a Gatica por 58.500 pesos por servicios a las tres empresas; pagos de certificados de la obra y hasta 296 pesos por una carta documento a un vecino de apellido Russo que se quejó por fisuras que generó la construcción.

Las reuniones con el arquitecto y el constructor para discutir el proyecto médico a edificar fueron en la Secretaría Privada, pegada al despacho del gobernador. Participó todo el grupo y hasta un empresario de Comodoro Rivadavia. Cuando la obra arrancó –según los fiscales- los pagos de quincenas los hacía en efectivo Figueroa en Logística.

Los informes de Movistar y las escuchas revelaron un trato estrecho de Gatica con Lüters y Correa. Cuando supo de la pesquisa, el presunto jefe de la banda iba al estudio del contador para saber cómo seguir con las empresas. Las empleadas del lugar dijeron que allí se escribían y emitían los telegramas de despidos de personas que fueron parte de las firmas.
“El arquitecto fue contundente y nos dijo que a él lo contratan por la obra de Correa y en las primeras reuniones en Casa de Gobierno dijo que lo que más le preocupaba era que no trascienda que el edificio era suyo. No quería aparecer como dueño”, dijeron los fiscales. En agosto de 2017, Lüters le pagó al constructor en la vereda del obrador y en efectivo un anticipo de 128 mil pesos. Ese recibo se halló en un bolso escondido en la casa de la madre del pagador.

“Gatica era resorte fundamental para que Correa pueda usar esa plata sucia que venia del Estado a través de estas formas aparentemente lícitas, como constituir una sociedad para incorporarlo de manera legal al circuito y blanquear esos montos”.
Según el fiscal Alex Williams, el contador “era la persona de referencia y confianza que necesitaba la banda”. Como el dinero negro se acumuló, “llega un momento en que hay que ponerlo en movimiento y eso explica la verdadera función pantalla de Dual Core y Sepat: no producir dinero con defraudación porque el dinero ya estaba y Correa era el recaudador de la caja negra”.

Sepat, antes de pasar a manos de Correa, era una sociedad vacía, sin balances, bienes ni actividad económica. “Pero en un mes y medio adquiere una Toyota Hilux y una Hiundai H1 por un millón y medio de pesos”.

Williams describió a Gatica como un contador de “un estudio de grandes empresas con muchos clientes”. Pero igual viajaba a Rawson fuera de horario comercial para tramitar el traspaso de acciones de una sociedad, o para interesarse por la transferencia de un vehículo.

El caso de Mezeta es más grave porque “él mismo constituye la SA y no es un dato menor el tiempo en que se realiza la maniobra”. El terreno se compra y se paga en efectivo meses antes de que nazca la SA. El proyecto ya estaba en desarrollo. “Claramente Mezeta era para tapar y esconder a Correa, el verdadero financista”.

En una charla de Figueroa con el arquitecto en la Dirección de Logística, días antes de la detención, le avisa: “Diego va a parar la obra, por la investigación quiere frenar el desarrollo”. En ese momento recién aparece Gatica para pagar dos quincenas que se debían, cuando en 10 meses no había figurado aunque era el dueño en los papeles. “No podía desconocer de ninguna manera que la plata venia del Estado y es la que hoy falta”.

Gatica ni sabía cuánto se debía. “Convocó a las personas que lo podían poner en riesgo, lo reúne y les paga. Si era el dueño, ¿por qué la obra no sigue? Porque el responsable y el financista están presos”. El constructor ya había gastado 250 mil pesos a cuenta en el personal. “El contador les decía que podía demostrar que la obra era suya pero necesitaba facturas viejas. Así trató de mejorar su situación procesal porque su desconocimiento era absoluto”. Es que nunca fue real dueño de Mezeta ni puso un peso de obra. “Lo intentó hacer porque la banda estaba presa y sabía que su situación se complicaba. Necesitaba boletas de 2017 para aparentar que en aquel momento estaba a cargo de la obra”.