“Barril criollo”: más problemas que soluciones
La instauración por decreto de un precio sostén de 45 dólares para el crudo nacional es una buena noticia para algunas provincias pero no para Chubut. Tampoco para la mayoría de las operadoras, que cuestionan el “intervencionismo” de la Nación en un sector clave de la economía.
La confirmación de que el Gobierno nacional avanzará con un decreto para instaurar un “barril criollo” de 45 dólares como medida de contención a la brutal caída del precio internacional del crudo, aparece en el horizonte cercano de los intereses de Chubut más como un problema que como una solución.
La decisión de Nación, anunciada sin más en una videoconferencia que el ministro de Producción de la Nación, Matías Kulfas, mantuvo el miércoles por la noche con gobernadores de provincias petroleras y representantes de operadoras y de refinerías, dejó un gusto amargo y mucho ruido en algunas provincias pero, sobre todo, en casi todo el arco empresarial, que venía negociando en silencio otro tipo de salida para la actual crisis.
Aunque a primera vista pareciera ser una buena noticia para las provincias productoras empezar a cobrar desde mayo regalías a 45 dólares por barril, casi nadie estuvo de acuerdo en la imposición porque nada –ni siquiera un decreto presidencial- asegura que las provincias empiecen a cobrar regalías si la producción y la demanda no levantan.
Tampoco, además, a nadie le convence demasiado que el Estado nacional quede con tanto poder de intervención en un sector que se suele manejar y autoregular con mecanismos de oferta y demanda.
Que el Gobierne se quede con la potestad de manejar el precio de los combustibles sin siquiera consultar con el sector privado es uno de los puntos del decreto que más ruido hizo entre las operadoras y las refinadoras.
¿Quién pone la diferencia?
El “barril criollo” fue bien recibido por provincias como Neuquén y Santa Cruz, cuya producción petrolera se comercializa casi en su totalidad en el mercado interno. Pero para Chubut, que exporta casi el 60% del petróleo “Escalante” que sale de la Cuenca del Golfo San Jorge, la situación es claramente distinta.
Exportar un barril a un precio internacional de 30 dólares (más o menos lo que vale hoy) y liquidar regalías a 45 dólares no parece ser un buen negocio para nadie.
Para las refinerías tampoco es una buena nueva: si no van a poder aumentar el precio de los combustibles, tampoco les parece viable pagar un barril más caro para producir un combustible que tendrá el precio congelado. Nadie paga más caro un insumo si sabe que el precio de venta no se va a mover. Invertir más para ganar menos no entra en la lógica de ningún empresario.
Sin embargo, son varios los que señalan al dueño de la petrolera Vista y expresidente de YPF, el influyente Miguel Gallucio, como uno de los pocos beneficiados con el “barril criollo”, ya que aunque produce anualmente treinta veces menos que la líder del sector, YPF (13 millones de metros cúbicos contra algo más de 400 mil metros cúbicos), destina todo su negocio al mercado interno, al que podrá vender su crudo a 45 dólares, el doble de lo que recibiría si no estuviera el decreto.
En otras palabras, y por seguir con el ejemplo de la petrolera de Gallucio, Vista –que no saca una gota de petróleo de Chubut- se vería beneficiada y, en cambio, la Cuenca del Golfo San Jorge, que aporta el 50% de la producción nacional, sufriría graves perjuicios.
Otro caso es el de YPF: la conducción que lidera Guillermo Nielsen impulsaba una salida negociada entre todos los actores del sector, por lo que el decreto detonó esa posibilidad. Es más, Nielsen no estuvo presente en la videoconferencia con Kulfas.
Luego de eso, desde la petrolera de bandera se hizo trascender que acompañarán la decisión del Gobierno “con un gran esfuerzo”. Más allá de que el nuevo CEO, Sergio Affronti, estuvo sentado al lado del ministro Kulfas.
Impacto en las inversiones
El impacto negativo que podría tener el decreto en algunas provincias productoras como Chubut no es difícil de mensurar. Una retracción de las inversiones sería una de las primeras medidas que tomarían las operadoras a las que no se le hace rentable sacar el petróleo, y esto obviamente terminaría repercutiendo en el sector laboral, que ya viene sufriendo con el coronavirus no poder trabajar a tiempo completo y debieron aceptar una reducción de sus salarios.
Hasta que se conoció la idea de avanzar a como sea con el decreto del “barril criollo”, las autoridades del Ministerio de Hidrocarburos de Chubut apuntaban a otro tipo de salida para paliar la crisis. Por ejemplo, un acuerdo voluntario entre productores y refinadoras para negociar libremente el precio del barril, que además contemplaba una compensación para la provincia por la diferencia de precio.
Aunque el objetivo del Gobierno nacional es que las provincias productoras puedan cobrar regalías a un precio mucho más alto que el actual precio internacional, la medida tiene más contras que beneficios, tanto para las operadoras como para la Provincia.
Si bien el decreto también suspendería las retenciones a las exportaciones, un tema central para Chubut porque es la principal exportadora de crudo del país, así y todo esa medida no alcanzaría a compensar los efectos negativos que podría causar el “barril criollo”.
Como en sostiene el dicho popular, el remedio sería más nocivo que la enfermedad. Al menos para Chubut.